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Los orígenes arayeros de Pedrito Rodríguez,
jugador del F.C. Barcelona

 

El arayero Antonio Rodríguez viajó a Fuerteventura en el siglo XIX

Benedicta en su casa de Guajarro (Candelaria).

          Poco tenemos que decir de Pedro Rodríguez Ledesma, “Pedrito”, jugador del F.C. Barcelona, que los aficionados al fútbol no conozcan, pero de esta figura universal −nadie había logrado antes marcar en seis competiciones el mismo año, y como premio seis copas−, hoy vamos a revelar algunos datos, desde el punto de vista genealógico, de sus raíces familiares, que quizás hasta el mismo Pedrito se sorprenda cuando conozca los orígenes de sus antepasados que hoy publicamos en esta revista.
          Gracias a la colaboración del arayero Agustín Torres Fariña, hemos conocido a Benedicta Rodríguez Benítez, tía de Pedrito. Nació el año 1938 y es la mayor de nueve hermanos (viven seis).
          Beneda, como cariñosamente se le conoce, da testimonio de todos los avatares de su familia, de sus penurias, de su pobreza, pero con el tesón de lucha siempre como bandera ante cualquier adversidad.
          Esta historia comienza, según le contaba su padre, Pedro Rodríguez, a su hija Beneda, cuando un joven arayero, del término municipal de Candelaria, conocido por Antonio Rodríguez, viajó a Fuerteventura a principios del siglo XIX en busca de trabajo.
          Allí vivió en el lugar conocido por Tiscamanita de Tuineje, donde conoció a una majorera con la que se casó. Debido a las reiteradas veces que Antonio citaba su pueblo natal, el nombre de este lugar candelariero se convirtió en el apodo familiar. A partir de ese momento pasó a llamarse Antonio “Araya”, él y sus descendientes. De este matrimonio pocos datos conoce Beneda.
          Sí se sabe que Antonio tuvo varios hijos, uno de ellos de nombre Ramón, se casó con María Dolores Guardia, padres del afamado luchador Marcial “Araya”.

LÍNEA PATERNA

Pedro Rodríguez Cabrera en Morro de los Arcones, Antigua (Fuerteventura).

          Sería uno de los hijos de Ramón, Juan, quien nos marca la línea paterna hacia nuestro protagonista.

          Aunque Juan tenía su domicilio en Tiscamanita de Tuineje, trabajó de medianero en Morro de los Arcones, que era un Cortijo, propiedad de Manrique de Lara, situado en Antigua. También trabajó en la construcción del Faro de Jandía, inaugurado el año 1864. Se casó con María Cabrera Fránquiz.
          En Morro de los Arcones, nació el diecisiete de diciembre de 1898 uno de sus doce hijos, Pedro Rodríguez Cabrera, abuelo de Pedrito. Según comenta Beneda: “Antiguamente las mujeres paríamos donde quiera, y ellos en aquellos momentos estaban viviendo allí como medianeros”. Fue inscrito su nacimiento en el término municipal de Tuineje.
          En la época de la República, por ciertas circunstancias, Pedro se desplazó a la isla de Tenerife para trabajar de peón en el muelle de Santa Cruz. Aquí conoció a María del Carmen Benítez Benítez.  Fruto de esa unión, nace en el barrio del Perú, Benedicta, tía de Pedrito.
          El año 1940, por motivos familiares, Pedro Rodríguez viajó a Las Palmas, donde nacieron dos hijas. En 1946 se trasladó de nuevo a Fuerteventura, fijando su residencia en Tiscamanita de Tuineje. En esta isla ve aumentar su familia con seis hijos más, siendo el menor de ellos Juan Antonio, padre de Pedrito, que vio la luz en 1955, en La Punta de Corrales de Antigua.
          En 1959, debido a la situación laboral en Fuerteventura, Pedro y María del Carmen, viajan a Tenerife, “porque había que salir a buscar el pan por donde fuera”, según comenta Beneda.
          Se acogen a unas contratas de tomates en el Sur que ofertan los Bonny. Los gastos de traslado los paga esta compañía.
          Viajan con todos sus hijos, excepto Benedicta, ya casada, que se queda en Fuerteventura hasta 1961. Este año, y debido a que no consiguen trabajo en la isla majorera, se une a la familia con su esposo y dos hijas, con la ayuda económica de sus padres.
          Viven en la barriada de El Guanche, en las costas de Granadilla. El propietario del terreno es José Miguel Galván Bello, el que sería presidente del Cabildo de Tenerife.
          El nuevo destino de esta familia singular y trabajadora, es San Isidro, ya que María del Carmen, abuela de Pedrito, veía crecer a sus hijos y nietas, lejos de una escuela, donde pudieran aprender lo elemental. Trabajaron en el empaquetado de Pepe Suárez. Aquí, en la época de zafra, se trabajaba de día en los tomateros y de noche en el salón, clasificando los tomates.
          A esta familia le ocurre lo mismo que a tantos de la época; no existe cotización alguna que beneficie al trabajador.
          Buscando este derecho, Pedro y María del Carmen, con su clan familiar, se trasladan a vivir a La Montaña de Taco, donde trabajan en la empresa “Los Americanos”, una fábrica de bloques.
Con los años, después de tanto sacrificio y penas, ven cumplida una de sus ilusiones; la compra de un terreno, donde construyen la que sería su primera y única vivienda.
          Su hijo Juan Antonio, padre de nuestro crack barcelonista, trabaja en un taller de chapa y pintura. Se casa con Monserrat Ledesma Encinoso, hija de Juan Ledesma Bravo y de Esperanza Encinoso Tabares. Pedrito, probablemente, haya heredado sus dotes futbolísticas de su abuelo materno.

LAGUNERO DE NACIMIENTO

          En el barrio de San Matías de Taco, en el término municipal de La Laguna,  nacen de este matrimonio tres hijos, Jonathan, Jessica y Pedro, éste toma el nombre de su abuelo, por parte paterna y de un tío, fallecido con tan sólo catorce años, víctima de un desgraciado accidente.
          Cuando cierran la empresa citada, por necesidad de trabajo, Juan Antonio se traslada, con su esposa y con sus hijos, aún pequeños, a la localidad de Abades, en el municipio de Arico. Aquí contruyeron una vivienda, fruto de sus ahorros y donde actualmente viven.
          Por su parte, Pedro Rodríguez Cabrera, abuelo de Pedrito,  pasa sus últimos años con su hija Beneda, a veces en Taco y otras en Candelaria, en Guarrajo, donde disfrutaba desde el balcón de la casa, viendo los paisajes de la medianía. Una noche le pregunta a su hija, que cómo se llamaba aquel pueblo que veía tan alumbradito cerca del monte. Ésta le contesta que era Araya, el lugar del que siempre le hablaba él y de donde procedía su bisabuelo Antonio. Entonces, Pedro, pide su última voluntad: “Debes llevarme hasta ese pueblo, no quiero morirme sin conocer la tierra de mis antepasados”. Beneda lo acompañó al lugar de sus orígenes. Estuvo en la iglesia, contemplando las imágenes de San Juan Bautista y Santa Rita. Pedro falleció en 1985.
          Aún queda por cumplirse la ilusión de Beneda y familiares, que no es otra que la de conocer a sus parientes lejanos de este pueblo. Actualmente se estudia su árbol genealógico, contando con la gestión de los majoreros, Paca Betancor García, Juan y Domingo Luis Fránquiz Alberto y también del arayero, estudioso en este tema, Elías Torres Mesa.

          Si los naturales de Araya, sienten un orgullo justificado que Pedrito lleve el apellido Rodríguez, que procede de estos lares, también estoy seguro que él sentirá el mismo orgullo cuando conozca sus raíces, que proceden de un pueblo noble, acogedor y hermoso.

 

Número 81 – Junio de 2010

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